Si pretendemos ganarnos el
reconocimiento de la Unesco para Cádiz como patrimonio de la
humanidad deberemos ser un poco más creativos y precisar afinando más en la
iniciativa.
Como ciudad Cádiz carece del carácter
integral que caracterice a la ciudad y que la identifique haciéndola
única como le ocurre a Tarragona o Mérida con su legado de época
romana, o a otras capitales de Castilla de esplendor medieval, o a
Santiago de Compostela con su peregrinación católica de repercusión
mundial. En Antequera se ha obtenido recientemente este
reconocimiento pero no como ciudad sino al Sitio de los Dólmenes.
Aprendamos la lección y enfoquemos la
propuesta en algo propio de Cádiz y único, que no se pueda
encontrar en otro sitio y que sirva de atractivo turístico cultural.
La época dorada de la ciudad
históricamente ha venido por su localización geográfica como
puerto de enlace del comercio marítimo primero con África y las
Islas Canarias y a partir de los Reyes Católicos con América. Un
legado que nos queda del auge comercial con el nuevo continente es la
curiosa construcción de elementos arquitectónicos únicos que se
acostumbraba a realizar en las casas de comerciantes locales y sobre
todo ingleses, franceses, holandeses y los italianos de Génova y
Venecia ( a la que nos une la importancia de su carnaval ) .
A estas alturas habréis adivinado que
me refiero a las torres-mirador de las azoteas de Cádiz construídas
para ganar altura y tener control visual para vigilar el tráfico
marítimo que entraba por la Bahía. Son una señal identificativa de
ese pasado y quedan como muestra del poder económico de nuestra
ciudad.
Si tenemos algo característico nuestro
y encima exclusivo aprovechemos la ocasión para ofrecerlo al
visitante y así vender mejor el atractivo de Cádiz con mas motivo
si lo respalda un reconocimientode una entidad de prestigio mundial
como la UNESCO.
Las medidas necesarias a tomar para
ello serían el fomento del adecentamiento de las más de 120 que nos
quedan en pie de las 167 que se llegaron a levantar en su época.
Mediante la rehabilitación de las torres existentes, bien sea por
iniciativa de sus propietarios o con incentivos municipales, de la
Junta de Andalucía, del Ministerio de Cultura y de la Unión
Europea. Sería posible potenciar su atractivo mediante innovadoras
soluciones de iluminación led multicolor que se modificaran en
intensidad y tonalidades o que proyectaran escenas sobre las torres.
Haría falta también el respaldo de
actividades de promoción de rutas turísticas que realizasen visitas
guiadas tanto a pie de calle como desde puntos estratégicos a los
que subir a divisar la fisionomía gaditana observando su perfil
desde las alturas como se hace actualmente en la Torre Tavira.
Podrían adecentarse para su acceso edificios de titularidad pública
y facilitar que particulares pudieran permitir también la visita a
los turistas habilitándoles para el cobro de la entrada o
incentivándoles con una reducción del IBI. Una entidad a la que se
podría proponer la organización de dichas actividades sería
Adip-Cádiz, con gran experiencia en iniciativas culturales y de
difusión del patrimonio histórico local, integrado por personas
conocedoras y apasionadas sobre estos temas.
Si encima se pudieran sumar propuestas
no sólo de rehabilitación sino de construcción en adelante de
nuevas torres-mirador o terrazas para la celebración de eventos y su
visita al público pues mejor todavía.
Tener siempre muy claro que es algo
difícil de conseguir y que requiere el acuerdo de muchas partes (
gobernantes locales, provinciales, autonómicos y estatales por
encima de las siglas de sus partidos políticos en beneficio de toda
la ciudad, propietarios, hosteleros, entidades culturales, sector
inmobiliario y sobre todo el turístico y los mismos ciudadanos de a
pie que se impliquen con las propuestas ) con un enfoque
multidisciplinar para organizarse y alcanzar objetivos pero que si
todos remamos en la misma dirección podemos conseguir el
reconocimiento de las torres-mirador de la ciudad de Cádiz como
patrimonio de la humanidad.
Atraigamos a la ciudad un perfil de
visitante interesado en la cultura que siempre dejará al sector
comercial y hostelero una mejor fuente de ingresos que los visitantes
de la fiesta del carnaval. Alguien dispuesto a pagar una pequeña
entrada o una visita guiada no parece que sea del tipo de turista que
se siente en una plaza a consumir alimentos y bebidas de una tienda
de alimentación sino que en su búsqueda de conocer Cádiz acudirá
a los restaurantes más conocidos y prestigiosos aprovechando además
la bonanza del clima que disfrutamos todo el año que atraería
visitantes de forma permanente.
Sólo es cuestión de un poquito de
sentido común y tener algo de iniciativa y llevarla a cabo con
pasión por nuestra ciudad.
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